¿Es viable pensar nuevamente en el trueque?
Victoria (Por Nicolás Rochi).- Hubo un tiempo, no tan lejano en que el trueque ganó espacios en varios paseos públicos, y con él una suerte de moneda llamada ‘Crédito’ que subsidiaba cuestiones que no eran equiparables.
Aquella experiencia que no terminó del todo bien, se la atribuyen en sus orígenes a Roberto Caminos, pero más allá de quién lo sugirió o puso las bases para que iniciara, nos hemos preguntado si hoy tendría la misma adhesión una idea de estas características. Y trasladamos esa inquietud a Rober Deanriv (que es una suerte de seudónimo con el que se lo conoce en las redes y grupos de WhatsApp; y él prefiere que quede así — N. de R.), ya que nuestro interlocutor administra unos treinta grupos de compra – venta, donde diariamente interactúan unas 5.000 personas (de las cuales tiene 4.000 agendadas por números correlativos); y confiesa que cuando lo probó hace un año atrás, “la gente se estaba endeudando con el tema luz y precisaba la guita”.
Rober añade que él mismo hoy está vendiendo cosas, por fuera de su labor principal que es el alquiler de casas, “y es porque necesito efectivo. Sé de igual manera que hubo varios intentos de hacer grupos de trueque, pero no dieron resultado, al menos por ahora”.
Cuando le mencionamos la cuestión de estos papelitos que bautizaron créditos, el entrevistado dijo que “fue casi una estafa, porque muchos se quedaron con ellos y no los pudieron cambiar; y hubo quienes los vendían. Para evitar esto, tendría que ser un trueque en sentido estricto, un tome y traiga de objetos”.
Apelando a la posibilidad que le brinda un permanente intercambio con miles de personas, a través del teléfono, le consultamos a Rober sobre qué percibe respecto de la caída del poder adquisitivo en este nuevo período de crisis económica que lleva varios años ya en nuestro país.
“Hoy hay ayudas sociales que anteriormente no estaban tan marcadamente impuestas, pienso en la Tarjeta Alimentar, que con más o menos inflación es una ayuda, discutible seguramente por los defensores del trabajo genuino, pero si miramos al pasado, en el contexto del trueque, había hambre, hoy sé de gente que usa parte de esos 12 mil pesos para pedir delivery”, advierte Deanriv, que lo ha escuchado de dueños de rotiserías.
Muchos dirán, con mi dinero hago lo que quiero, y claro, es totalmente atendible, la cuestión aquí es que ese tipo de subsidios se otorgan para contribuir al sostén de las familias con vulnerabilidad social, y no para una grande de ‘milanga’ con papas; o la big mac’, si fuese el caso. ¿Qué marca este tipo de actitudes?, primero que la necesidad no es tan imperiosa, y que la cultura de vivir el hoy, también le gana a la posibilidad de una provista de la semana. O de alimentos nutritivos de la base alimentaria.
Con una decena de comedores comunitarios y otros más que solicitan poder incorporarse al listado de la secretaría de Desarrollo Social, podríamos hacer lecturas cruzadas sobre si hay o no un retroceso en la calidad de vida de los victorienses, sobre todo en los sectores más críticos. “Habrá quienes invierten mejor lo que el Estado les brinda, pero están aquellos que ‘malgastan’ ese dinero, o dan señales contradictorias”.
Sin dudas, éste también es un fenómeno de educación y valores, ya que seguramente haya muchos hogares que están paliando su situación con changas, u otro tipo de ingreso ocasional que no termina de compensar un ingreso real, sostenido y que permita programar lo mínimo e indispensable.
— Vos mismo has intentado generar un grupo donde se tiran ideas o sugerencias del tipo ‘emprendé tu idea, ‘armá tu negocio’, etc. ¿Qué está pasando con esa propuesta puntual?
— “Si es por armar grupo, lo hago en unos minutos, acá el gran tema es tener contenido para volcarle. Y esto también tiene que ver con que muchos piensan que vivo 24 horas al pedo, pero lo puedo hacer porque mi trabajo, que es el alquiler de casas, me lo permite. Aparte tengo mi familia, mi hijo, que también necesita atención. Por eso por ahí me ves que estoy interactuando varios minutos, pero en general trato de ingresar a los grupos cuando no hay tanto tráfico de mensajes. Así también cotejo lo que se dice, generalmente reviso de noche”.
Ya lo hemos contado en una anterior nota, donde Rober comentó que tuvo un accidente y que al sobreponerse de esa situación, pensó en ayudar a los demás y fue allí que decidió emprender la creación de grupos; los tiene de noticias, de compra venta, alquileres, comidas, etc. Y al menos en 30 de ellos es el moderador para evitar que se desvirtúe la misión que los propicia.
— Ahora bien, qué pasa cuando lees un mensaje de alguien que está pidiendo ayuda por esa vía (el WhatsApp), quizás porque agotó todas las instancias…
— “O porque no tiene los medios. Hoy WhatsApp es la red social que aunque no tengas Internet funciona. Por eso muchas veces no publico enlaces, ya que necesitás de datos para ver determinada información, y recurro a las capturas, o directamente copio los textos”.
Es de notar que muchos grupos muestran el empobrecimiento de lenguaje escrito, al que nos enfrentamos como sociedad. Sin embargo, Rober y quienes lo ayudan en esta empresa de brindar ayuda a quien la necesite, mediada por un recurso tecnológico como son los teléfonos y el WhatsApp, está tratando de acortar esa brecha, limar sus fisuras con lo que él tiene a mano también. “Yo soy un pichincha, no tengo el poder de los medios de comunicación como ustedes, lo mío muchas veces se toma como un comentario más, si bien accedo a información de primera mano. Y por eso publico cuestiones oficiales, o trato de hacerlo, si bien suelo dar mi opinión con los mayores fundamentos que puedo”.
A modo de cierre
Comenzamos este tema teniendo como disparador la viabilidad o no del trueque, y terminamos desandando un universo virtual, tan complejo como interesante: los grupos de WhatsApp; y con alguien que conoce y administra una treintena de ellos. Siempre habrá tela para cortar en un escenario de crisis como el que vivimos, donde no hay una ni dos soluciones o fórmulas ‘agrietadas’ para probar, más bien hay tantas como las de quienes intentan, con lo que saben y conocen, para subsistir y sobreponerse a la realidad.