Elogio a la burocracia
** El pequeño y cotidiano infierno burocrático nos hace sentir idiotas corriendo tras él, o fracasando una y otra vez frente a la PC porque el sistema de tal o cual organismo no nos permite entrar y, lo que es peor, los burócratas imponen “exigencias que piensan que son razonables y, al descubrir que no lo son (dado que un número significativo de personas siempre será incapaz de realizar lo que se espera), concluyen que el problema no son las exigencias, sino la incapacidad individual de cada ser humano que no está a la altura” (David Graeber).
** El flaco Maximilian Karl Emil Weber (1864-1920) quedó en la historia grande como Max Weber y murió de neumonía, dato que por primera vez cobra relevancia porque en pandemia ese mal se nos ha convertido en una especie de Coyote que nos hace sentir Correcaminos. Max fue un sociólogo considerado, entre otros ‘méritos’, por ser uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología y la administración pública.
** La burocracia siempre le estuvo muy agradecida porque el viejo Max la ponderó de una manera que la hizo respetable, concediéndole el atributo de la “meritocracia” en la carrera administrativa, además por su división sistemática del trabajo, jerarquía de autoridad, rutinas y procedimientos estandarizados, normas de trabajo preestablecidas. Entonces, ¿cuándo fue que eso cambió al punto que la burocracia nos quita las horas y la salud, es costosa y además cree que nos resuelve la vida? Honoré de Balzac ya se quejaba de ella y la satirizaba 150 años atrás.
Dirección General de Enemas
** Al flaco Félix Montoreano lo conocemos solo por un artículo que escribió hace 30 años en Clarín y fue reproducido en 1991 por Paralelo 32, que es una sátira de la burocracia u organización estatal. Aquí agregaremos algunos párrafos (lo entrecomillado) de ese trabajo. Refiere a alguien sin nombre (al que hoy llamaremos doctor Prudencio), que fue nombrado Ministro de Salud y aceptó con mucho idealismo hasta chocar con la realidad.
** Prudencio llegó con planes y se encontró con realidades, por ejemplo, esto tan increíblemente simple, ridículo, que le planteaba la dirección nacional de Evaluación de Recursos, sobre la falta de enemas en los hospitales. Una estupidez, algo a lo que nadie prestó atención, pero que hacía a la buena asistencia de los enfermos, con mutual o sin mutual.
** “¡Qué absurdo!, hablar de sistemas de atención médica, de seguro de salud, si no habían solucionado algo elemental. Pero organizar la distribución y control de los enemas no era tan fácil. Exigió soluciones, proposiciones, que le dieran los medios para terminar con este problema. Tuvo que insistir, reclamar por la demora, pero finalmente le presentaron un proyecto que contemplaba íntegramente lo requerido por la superioridad.
** “Había que crear, sin duda alguna, un ente que realizara y fiscalizara. Una dirección nacional. O, para no sobredimensionarla ni resultar presuntuosos, una dirección general, cuya misión sería la de ‘programar y ejecutar la política que, en materia de evacuaciones, determine la autoridad sanitaria nacional’.
Por supuesto, fue menester determinar sus funciones, quedando establecidas -entre otras- las que enumeramos en el próximo bloque.
Organigrama organizacional
** — promover las acciones tendientes a lograr una adecuada exoneración intestinal;
— supervisar el uso racional de los laxantes, lavativas y otros procedimientos auxiliares y/o complementarios;
— fiscalizar la colocación de enemas y/u otros evacuantes de acción mecánica y/o farmacológica;
— capacitar personal idóneo para tales fines:
** — divulgar los conocimientos técnicos necesarios para impedir la constipación crónica y/o aguda;
— adoptar las medidas conducentes a evitar los abusos e impedir diarreas, sean estas estivales, invernales o de medio tiempo;
— establecer un sistema de registro estadístico permanente;
— recabar información a los organismos internacionales;
— planificar campañas regionales de purgas periódicas;
— coordinar el uso racional de los residuos orgánicos”.
** Si este cometido se desarrollara en 2021, se sumaría la infaltable, insustituible, imperdonable, función de “articular”. Hoy por hoy, él o la funcionario que no articula con todas las articulaciones y sus articuladores, es un infiltrado del que hay que desconfiar y, eventualmente, desarticularlo.
Llamen al enemólogo
** “Las tareas, así enunciadas, eran complejas y de gran responsabilidad, por lo que hubo que completar la estructura con dos departamentos, uno de aplicación y otro de resultados, cada uno de ellos con tres divisiones; drásticos (salinos), jabonosos y supositorios, por un lado, y cantidad, calidad y control de gestión por el otro.
** “Se crearon también funciones técnicas (enemista principal, enemista ayudante, sodista, colocador auxiliar, etcétera) y profesionales especializados (enemólogo) para, con el apoyo administrativo adecuado (secciones de patrimonio, suministros, distribución, emergencias, etcétera), dar una prestación científicamente sustentada.
Un total de 318 empleados con solo 63 cargos jerarquizados, que no era mucho si se pensaba en la importancia de su labor”.
** “Poco después fue reemplazado el presidente de la Nación y, lógicamente, el Ministro de Salud. No había podido terminar su cometido, pero (Prudencio) se fue a su casa bastante conforme, convencido ahora de que tenían razón los que afirmaban que había que ir de lo particular a lo general y no a la inversa, con utopías distantes de la realidad cotidiana.
Así por etapas, sin apresuramientos inútiles, se llegaría a ese seguro de salud (¿o era de enfermedad?), que él no pudo concretar. Pero, por lo menos, tenía la satisfacción personal de haber hecho algo por tantos secos de vientre como hay en el país”.
** Quizás –sumamos 30 años después de la publicación, cuando nada ha cambiado, más bien se ha agravado– el ministro reemplazante lo resolvió sencillamente destinando una partida de dinero para cada hospital del país, para que sus directores dispongan las enemas según se les cante el orificio para la cánula. Lo que no pudo fue disolver la Dirección General de Enemas, donde los 318, más doscientos que se fueron sumando, ya habían adquirido derechos, además, licitado enemas con tanta eficiencia que tenían stock para cinco años.
** ¡Socorrooooo!