Ecocidio como nuevo delito
Un panel de 12 expertos prepara un borrador para introducir el crimen de ecocidio en el Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI). Con este término, que utilizó por primera vez el político socialdemócrata sueco Olof Palme en los años setenta, se pretende criminalizar la destrucción de ecosistemas y un ataque irreversible contra el medio ambiente.
Los expertos comenzaron a trabajar en enero y la idea es presentar un borrador en junio, que será discutido públicamente antes de establecer un texto definitivo, que se presentará a los Estados adheridos a la CPI.
Lo que empezó siendo un proyecto un poco utópico, con la amenaza creciente del cambio climático se ha convertido en una perspectiva real, que ya cuenta con el apoyo público de dos personalidades de peso: el presidente francés Emmanuel Macron y el Papa Francisco. Macrón se mostró en julio dispuesto a “garantizar que este término se consagre en el derecho internacional para que los dirigentes rindan cuentas ante la Corte Penal Internacional”.
El crimen de ecocidio reúne las características, requisitos y elementos para ser investigado, juzgado y sancionado como un crimen internacional. Pero, el camino para que este delito llegue a la CPI no será sencillo.
Primero, porque entra un nuevo actor entre los posibles perseguidos: ya no se trata solo de individuos, sino que muchos delitos que podrían entrar dentro del espectro de ecocidio son cometidos por grandes corporaciones multinacionales. Segundo, por los enormes intereses económicos en juego. Tercero, por el problema de determinar la voluntad de cometer ecocidio: probar la destrucción deliberada de un ecosistema no resulta fácil. Otro punto en discusión es la vigencia del enfoque antropocéntrico, que promueve la defensa del ambiente en beneficio de la humanidad presente y futura; o, si el medio ambiente debe ser protegido como un fin en sí mismo.