Crisis hídrica en el Paraná
Dramático SOS: “Nadie está escuchando a los isleños”
El crítico panorama de bajante de las principales bocas de acceso dificulta cada vez más el acceso a la escuela Nº46 • La docente Cristina Muñoz explica a Paralelo 32 la situación.
Victoria.– La bajante del Paraná que afecta a esta porción del humedal entrerriano, el Departamento Victoria, está causando graves problemas en la continuidad de la educación en islas, y es que el agua es el hilo conductor de la vida diaria, situación que ya hemos anticipado en otras oportunidades, pero en esta ocasión el panorama es crítico.
La Escuela Nº 46, situada en la primera sección de Islas entre el Arroyo Barrancoso y el Cariaga, enfrenta desafíos sin precedentes que hacen cada vez más difícil el acceso al edificio del Estado provincial, y esto vale tanto para los estudiantes que llegan allí en sus embarcaciones, como para la docente Cristina Muñoz, quien dijo a Paralelo 32 que vio incrementado al doble el costo de la logística y tiempo para arribar al lugar.
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“Primero bajó el caudal en la Laguna Grande, y ahora el Arroyo Barrancoso está dando señales de la poca profundidad porque en el último viaje la lancha tocó en varias partes”. Estas dos referencias han sido las principales vías de acceso, pero desde el año pasado el descenso del nivel del agua ha complicado cada vez más la llegada de estudiantes y educadores. “A tal punto es el problema, que hemos tenido que arrastrar el bote por casi un kilómetro debido a la falta de agua. Ahora, la única opción es una ruta que toma tres horas en lancha y auto, pero incluso esta vía está en peligro", explicó.
La situación se agrava con la posibilidad de que el Arroyo Barrancoso, como ya ocurrió con la Laguna Grande, se seque por completo. Esta incertidumbre no solo afecta el acceso a la escuela, sino también la vida diaria de las familias isleñas, que dependen del agua para el transporte, la pesca, y la ganadería. “Los niños antes llegaban en lancha a la escuela, pero ahora tienen que caminar por el campo, dejando sus botes a cientos de metros porque ya no encuentran agua suficiente", comentó la docente.
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En la escuela, la matrícula es pequeña pero diversa: nueve alumnos que van desde el nivel inicial hasta el ciclo básico. Sin embargo, el desafío logístico de llegar a la escuela no es el único problema. La sequía ha incrementado los costos de transporte y ha generado un sentimiento de aislamiento entre la comunidad. "Es como si nos hubieran olvidado. Nos sentimos abandonados porque somos pocos y, te lo dicen los propios habitantes: ‘no sumamos cuando hay que votar’", expresó Cristina, reflejando la frustración de muchos isleños.
Asimismo, según la docente, las autoridades locales de Educación han mostrado poco interés en abordar la situación. “A pesar de los múltiples reclamos, nadie hace nada. El problema no solo afecta a la educación, sino también a la salud y al acceso a servicios básicos. La comunidad depende del río para casi todo, y con la bajante actual, las condiciones de vida se están volviendo insostenibles", añadió.
Cristina también destacó que la mortandad de peces en la zona ha sido alarmante, un fenómeno que están investigando con los alumnos como parte de un proyecto escolar para la Feria de Educación. “Cada bajante trae consigo una mortandad impresionante de peces, y no se están tomando las medidas necesarias para evitarlo”, alertó.
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La falta de un centro de salud cercano agrava la situación, dejando a la comunidad vulnerable en caso de emergencias de cualquier índole. “Lo más cerca termina siendo Puerto San Martín (Rosario)”. La escuela, a pesar de contar con paneles solares y baterías nuevas que aseguran la comunicación y otros servicios básicos, no está equipada para enfrentar el calor extremo del verano ni las otras inclemencias del tiempo.
En palabras de Cristina, “La situación es desesperante. Hace mucho que sabíamos que esto podía pasar, pero parece que nadie está escuchando a los isleños. Nos enfrentamos a una crisis que afecta todos los aspectos de nuestras vidas, desde la educación hasta la supervivencia misma”
La sequía que ya impacta en las costas de la ciudad de Victoria, no solo es un problema ecológico; es una crisis que está desmoronando el tejido social y educativo de comunidades enteras. Mientras tanto, los isleños esperan una respuesta que hasta ahora, no ha llegado.