Con las tasas de alergias en aumento, ¿cómo podemos reconciliar nuestros estilos de vida cada vez más urbanos con lo que necesitamos para nuestra salud?
Nos estamos volviendo cada vez más urbanos. En 1950, 751 millones de personas en el mundo vivían en áreas urbanas; hoy, la cifra asciende a 4.200 millones. Para 2050, el 68% de nosotros vivirá en pueblos y ciudades. Esta explosión en la cantidad de gente que vive en áreas industriales densamente pobladas ha coincidido con un enorme aumento en la incidencia de las tasas de alergias, especialmente a sustancias transportadas por el aire.
La Organización Mundial de la Salud actualmente calcula 235 millones de asmáticos en todo el mundo. ¿Hemos creado un ambiente con el que no podemos convivir? ¿Nos hemos vuelto alérgicos al siglo 21? Y si es así, ¿cómo podemos hacer frente a este problema?.
Nuestra vida urbana contribuye al aumento de las tasas de alergias
Según la Organización Mundial de Alergia (OMS), la prevalencia de las alergias ha aumentado en los últimos 50 años, y no hay signos de que esta tendencia se desacelere. Las tasas de sensibilización a uno o más alérgenos comunes entre los niños en edad escolar se acercan al 50%.
Las condiciones de la vida moderna, urbana e industrializada son responsables de estas tendencias. Los contaminantes presentes en el aire pueden causar reacciones alérgicas; cuantas más partículas, peor es para quienes padecen alergias. Existen hasta 200 tipos diferentes de alérgenos transportados por el aire, junto con otras sustancias irritantes, como el combustible y el ozono, que pueden causar o incrementar el impacto de las reacciones alérgicas.
Por ejemplo, un estudio halló que niños que vivían a distancias de hasta 50 metros de calles muy transitadas tenían más probabilidades de desarrollar trastornos atópicos, como alergia y asma, que aquellos que no. El ozono en superficie (troposférico), que se forma cuando las emisiones de diésel se mezclan con sustancias conocidas como componentes orgánicos volátiles (COV), puede crear un smog que agrava los síntomas de los asmáticos.
Si de verdad nos estamos volviendo alérgicos al mundo que hemos construido, ¿qué podemos hacer al respecto?
Respirar mejor: ¿Qué podemos hacer para reducir las alergias respiratorias?
Si bien se están estudiando maneras para tratar la contaminación urbana, se prevé que la cantidad de personas que padecen alergias respiratorias aumentará en el futuro cercano. La buena noticia es que hay cosas que podemos hacer para aliviar los síntomas y reducir la incidencia.
Ayudas para quienes padecen alergias: las personas alérgicas pueden mejorar su vida diaria gracias a la medicación y los cambios en el estilo de vida. Los antihistamínicos modernos pueden ayudar a aliviar los síntomas de las alergias sin causar somnolencia a quien los padece, mientras que nuevas aplicaciones para teléfonos inteligentes pueden ayudarlos a monitorear la calidad del aire y los niveles de contaminación, y a modificar su vida cotidiana para reducir la exposición. También pueden utilizarse purificadores de aire para reducir la exposición a contaminantes dentro de los espacios cerrados.
Un esfuerzo de salud pública holístico y armonizado: para abordar problemas de salud a gran escala se requiere un enfoque coordinado entre gobiernos, ONG, profesionales de la salud y la población en conjunto. El Programa Finlandés sobre Alergias (2008-2018), por ejemplo, adoptó un enfoque holístico hacia la prevención de las alergias. Se concentró en aumentar la tolerancia de la población a los alérgenos, en mejorar el diagnóstico de alergias, en reducir aquellas relacionadas con el trabajo y en minimizar los costos de asistencia médica relacionada con alergias. El programa ha sido un éxito rotundo: en sus primeros cinco años, las consultas de urgencia por asma y los días de internación se redujeron a la mitad, mientras que las alergias ocupacionales disminuyeron en un 40%.
El empleo de medicina de vanguardia: el enfoque más radical para tratar las alergias respiratorias consiste en combatirlas a nivel microscópico. Dos áreas en las que los científicos esperan desarrollar tratamientos potencialmente transformadores son la edición genética y el uso de bacterias intestinales beneficiosas. Técnicas de edición genética como CRISPR/Cas9 podrían permitirles a los científicos entrar en los genes y desactivar los mecanismos que controlan la respuesta alérgica. Si bien esto se ha logrado con alergias específicas en ratones, aún queda un largo camino por recorrer para que pueda aplicarse en humanos, y es más probable que se utilice para tratar el asma. Al mismo tiempo, científicos en Canadá están estudiando el modo en que algunas bacterias intestinales en particular pueden influenciar nuestras respuestas inmunes y, de ese modo, afectar nuestra susceptibilidad al asma y a las alergias. Estos científicos sostienen que los diagnósticos y terapias correctas basadas en microbios podrían ayudar a prevenir el desarrollo de asma y alergias.
A veces, parecería que las alergias son el precio que debemos pagar por nuestro estilo de vida urbano moderno. Pero no tiene por qué ser así. Si cambiamos el modo en que diagnosticamos, gestionamos y tratamos las alergias, no tendremos que aceptar ser alérgicos al siglo 21.