Cístola: “Las mujeres ahora pusieron el miedo del otro lado”
Victoria.- La semana pasada, luego de la denuncia realizada tanto en la justicia como en los medios por el colectivo de actrices argentinas, el debate se dio también en las redes sociales. En nuestra ciudad, específicamente a través de una cuenta de Twitter, muchas mujeres expusieron casos de acoso y hasta abusos sexuales sufridos.
Visibilizar por las redes sociales este problema habla de varias cosas. Entre ellas, que el acoso y los abusos no son simplemente casos aislados, sino que hay una causa cultural detrás de esto. Otra cosa que denota es que muchas mujeres no confían en el poder judicial.
Para hablar de esta cuestión consultamos a la psicóloga Stella Cístola, que ha contribuido enormemente (y lo sigue haciendo) en la lucha contra la violencia de género. En este sentido, Cístola comentó entre el 60 y 70 por ciento de mujeres de más de 30 años, desde el ámbito clínico en que se ha manejado, ha sufrido acoso callejero u otro tipo de violencia.
“Todo esto tiene que ver con la incorporación del miedo. La mujer ha padecido esa angustia, ese miedo, ante todo el arrebato de su intimidad (en casos de acoso o abuso) que vino por parte de esta escalada machista. El hombre estaba del otro lado, con una ausencia completa del miedo, quien tiene el miedo incorporado es la mujer. ¿Por qué digo esto? Porque las denuncias, lo que pasó con las actrices y demás, su núcleo empezó siendo una red social que se siente como ese contraataque que ha sido ansiado durante tantos años de acoso, abuso, maltrato, denigración y violencia. Se responde denunciando con nombre y apellido al hombre. Es decir, es una forma de poner el miedo ahora desde el otro lado. Porque ahora el que tiene el miedo de aparecer en esa lista es el hombre”, expresó.
“Acá se da el miedo que produce ser escrachado, pero en realidad no hay una voluntad de cambiar ese pensamiento que durante tanto tiempo se sostuvo y que fue tan avasallante. El no poder respetar que el no es no, lo que sostiene a esa falta de límite del no, es la baja tolerancia a la frustración que tiene el macho”, señaló la psicóloga. A su vez, añadió: “Hay una cultura sostenida en la mujer de opresión. Pero creo que los adolescentes sienten de una manera distinta, ya lo pueden analizar y ver de una forma distinta. Sin embargo, la sociedad tuvo durante siglos un método para silenciar la violencia machista y eso es lo que las mujeres han podido dar vuelta. En este momento estamos, justamente, en esa bisagra”.
Se refirió asimismo a la utilización de las redes sociales para exponer este tipo de violencia. “Las redes permiten la aparición, como un estallido, de toda esa opresión contenida. ¿Que habrá casos que sean mentira? Y yo ahí siempre me pregunto, «¿mentir para qué?». ¿Quién quiere ponerse en el lugar de una víctima que sostiene, por ejemplo, una violación?”, dijo.
Seguidamente, desarrolló: “Una violación son simultáneos procesos que se dan en la subjetividad de una mujer. Tiene que ver con un proceso personal donde va a actuar la culpa, el sentimiento de desprotección, de soledad por ese secreto que tuvo que mantener, de todo lo que tuvo que negar hasta que pueda llegar a encontrar una resignificación de ella misma y ahí pasa a otro proceso que es el social, donde se lo cuenta a una amiga, a un docente, a alguien como para empezar a reparar el daño que siente. Pero eso únicamente se lo va a dar esa contención que tiene lo social con el efecto reparador”.
Sumado a lo anterior, explicó que el último proceso es el judicial. “Obviamente el proceso judicial está funcionando mal, porque sigue con esa estructura patriarcal donde no pueden entender, no se capacitan y no hay un abordaje distinto. Hoy por hoy el estandarte de esa barbarie es el caso de Lucía”, prosiguió. Además, reflexionó: “Me pregunto a mí misma, después de tantos años de haber dicho: «Denunciá, denunciá, denuncia», ¿a dónde estoy mandando a la mujer que denuncia? ¿Por qué si hay una ley que habla de que el violento debe tener una tobillera, seguimos repartiendo el botón de pánico y no hay una sola tobillera en Entre Ríos?”.
«¿Por qué si hay una ley que habla de que el violento debe tener una tobillera, seguimos repartiendo el botón de pánico y no hay una sola tobillera en Entre Ríos?”
“Diría que entre un 60 y 70 por ciento de mujeres de más de 30 años ha tenido una situación abusiva en su vida. En su vida infantil o adolescente. Desde hombres que le han mostrado los genitales hasta familiares que la han toqueteado. De ese tipo de cosas, si yo voy a verlo desde el punto de vista clínico de todo lo que ha sido mi intervención en educación y en todos los ámbitos que me he manejado, hay un porcentaje altísimo que supera el 50 por ciento de mujeres que han tenido este tipo de historias”, sostiene.
Finalmente, Cístola concluyó: “Este movimiento feminista lo que les muestra a las mujeres es: no estás sola, contás con nosotros, podés salir a la calle y si la justicia no te da respuesta vamos a escracharlos, vamos a hacer justicia de otra manera. Muchos dirán que es un exceso, yo no sé si es un exceso, yo sé que es un cambio. Yo sé que estamos ante un nuevo paradigma, que hay cosas que se corrieron y que los machos, que antes se quedaban mirando, ahora están con temor de ser parte de la escena del escrache. Pero vuelvo a decir, hasta ahora es nada más que eso, es el miedo. Nosotros necesitamos otra cosa, que haya un cambio de actitudes, de pensamientos, de solidaridades, que haya un hacerse cargo de sí mismos y no poner toda su frustración en la mujer”.