Augusto Alfaro, un victoriense que hace bozales para el equipo de polo La Dolfina
Victoria (Por Nicolás Rochi).- Augusto Alfaro es un victoriense que gracias al oficio de trabajar el cuero ha vendido bozales que estarán en los caballos del renombrado equipo de Polo La Dolfina, de Adolfo Cambiaso. Pero más como hobbie que ingreso principal, él les anticipó a los compradores que ante su exigencia de peón de campo no tenía tanto tiempo para dedicarle a su afición, aunque si esperaban —y lo hicieron— los tendrían con gusto.
Su trabajo como talabartero tiene otro antecedente, ya que también, por encargo, envió hace tiempo unos cintos y un cuchillo con vaina en cuero crudo, nada menos que a Italia. Y al ver las fotos del producto terminado se percibe lo que valió la espera. Para quienes quieran saber más de sus artesanías, pueden seguir sus realizaciones en su página de Facebook.
Augusto, al igual que su hermano ‘Juani’— quien también ha incursionado como animador en las jornadas de destrezas criollas —siempre tuvieron ese amor por el campo, heredado de su familia y cultivado por ellos. Con la particularidad de que Augusto decidió abandonar el pago en busca de otros desafíos dentro del mundo rural, primero en Islas, frente a Puerto San Martín, y luego en Gualeguay, donde además formó su familia, en la zona de chacras, donde reside hace unos cuatro años.
Fue precisamente en la vecina ciudad gualeya donde el encargado del aras Cría Oriental, que pertenece al conocido jugador uruguayo Pelón Stirling —que integra el equipo La Dolfina— sondeó a quién allí le podía pedir ese trabajo de doce bozales, que sería el número de caballos disponibles para utilizar en la rotación de cada partido.
Así surgió el nombre de Augusto, y fue el propio Justo Olivera quien lo llamó: “Le agradecí y aclaré, dentro de mis tiempos. De hecho a los bozales los empecé en noviembre del año pasado, pero afortunadamente pude hacerme lugar para enviárselos”.
Los bozales para este tipo de competencia no distan demasiado de los que se utilizan para otras actividades con equinos, solamente se pidió que en la ‘frentera’ llevara el nombre de la Cabaña, y por eso se puede distinguir la palabra Oriental, en el relieve sostenida por cinco ataduras. “La función que cumplen es permitir que los caballos estén atados en las maromas, para tenerlos disponibles al momento de la preparación para el partido”
Pulir el oficio
“El trabajo con el cuero fue un gusto que me di en la vida, aprendí por hobby en el 2000, porque me gustaba, y seguí tratando de alimentar esa afición desde entonces. Por ese camino conocí a Segundo Deferrari, en Rosario, que me pulió la técnica, me enseñó a incorporar otros detalles, y a perfeccionar esa tendencia autodidacta”.
Gracias a esa nueva mirada, Alfaro pudo mandar trabajos a Italia y Uruguay, pero también a gran parte de Entre Ríos, Córdoba, y Buenos Aires, “Siempre sin dedicarme expresamente a esto. Mi labor en relación de dependencia es el ingreso que priorizo, y a la talabartería la tomo como un hobby, que fue mutando a una forma de ahorro, más ahora que el sueldo de peón es tan bajo”. Muchos hacedores creativos como Augusto no dejan de vivir su día a día, sobrellevar la paga de un peón rural mientras alguien famoso o reconocido viene con un gran encargo. Esa dignidad de saberse un trabajador y de asumir con humildad su condición no lo empequeñece, tal vez lo haga más relevante.