Aquel día en que Belgrano creó la Bandera Nacional
Por Raúl Pedmonte (Miembro del Instituto Belgraniano de Rosario – Especial para Paralelo 32)
A raíz de la constante amenaza de los realistas incursionando por los ríos Paraná y Uruguay, hostilizando a las poblaciones indefensas situadas en las inmediaciones y contrarrestar ese avance y proteger la región litoral, el Triunvirato dispone levantar en las costas pequeñas fortificaciones que impidan la penetración española.
Así, en enero de 1812, se confía a Belgrano el mando de las baterías costeras y la vigilancia del río Paraná entre la Bajada y San Nicolás.
Durante diez días Belgrano realiza los aprestos para que su unidad inicie la marcha; debe reorganizar los cuadros, procurar los elementos y pertrechos necesarios. Dispuestos los ánimos, fortalecidos los espíritus de aquellos hombres, parten rumbo a la Villa del Rosario donde arriban después de catorce jornadas y superando muchos inconvenientes.
En su «Diario de Marcha», Belgrano describe con elocuencia la llegada de sus fuerzas a Rosario:
«Hallándonos a distancia del Rosario de cerca de una legua se formó la tropa, sacaron las banderas, y con todo orden seguimos hasta este pueblo, cuyo Comandante, Capitán Moreno, y el Alcalde con otros vecinos salieron a recibirnos y ofrecérsenos.
Legados a la Plaza Mayor se formó la tropa que luego marchó al campamento que ya estaba señalado por el Capitán Álvarez en una buena situación cerca del río, y bajo unos árboles que favorecen mucho por la estación en que nos hallamos.
El pueblo no tiene casas ni galpones para colocar la gente; se ha encontrado una a propósito para parque de las municiones que traemos, y almacén de los vestuarios y demás útiles del Regimiento».
Casi inmediatamente a su arribo a la Villa del Rosario, Belgrano se aboca febrilmente a la finalización de la construcción de las baterías Libertad e Independencia.
Cuando aún no han finalizado con la obra de fortificación, se tiene conocimientos que una flotilla española con fuerzas de desembarco, está próxima a zarpar de Montevideo para remontar el río y apoderarse de la Bajada del Paraná. Belgrano concibe entonces la idea de otorgar a sus fuerzas un símbolo, que es a la vez, el distintivo de la Revolución; estimulando así los sentimientos patrióticos de sus hombres. Con tal sentido el 13 de febrero de 1812, se dirige por oficio al Triunvirato proponiendo se sirva indicar la «escarapela nacional».
El 23 de febrero Belgrano distribuye la nueva insignia entre sus soldados y comunica al gobierno el uso de la escarapela nacional que ha sido recibida con el mayor regocijo.
Creación de la Bandera
El 27 de febrero de 1812, el General Manuel Belgrano, en las barrancas de Rosario, a orillas del río Paraná, enarboló por primera vez la bandera argentina confeccionada por una vecina de la antigua Villa de Rosario, María Catalina Echevarría de Vidal, y quien tuvo el honor de izar la enseña patria fue el civil Cosme Maciel, también vecino de Rosario.
A las 6 y media de la tarde, forma sus tropas sobre la barranca del río y enarbola la bandera con los mismos colores de la escarapela nacional y arenga a sus fuerzas diciéndoles:
«Soldados de la Patria: en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno; en aquel, la Batería de la Independencia, nuestras armas aumentarán las suyas. Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad.
En fe de que así los juráis, decid conmigo: ¡Viva la Patria!” De lo acontecido Belgrano informa al gobierno en la misma fecha, diciendo, entre otras cosas:
«Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de V.E».
El Triunvirato, por razones de política externa reprueba severamente la actitud de Belgrano, cuyo pensamiento político e ideario de libertad e independencia dista mucho de aquella resolución centralista y autoritaria.
Hoy, a 209 años de aquella gesta emancipadora y en medio de la profunda crisis económica, social, cultural y política en la que se halla inmerso nuestro país y que la pandemia no hizo más que agravar, la bandera nos acoge en sus amplios y generosos pliegues para darnos fortaleza, confianza y esperanza. Hizo falta que pasaran los años para valorar la fecundidad de su insigne creador y el emblema que nos legó, compromiso de madurez cívica, honestidad, trabajo, justicia y responsabilidad colectiva.
No sabemos si aquella tarde de febrero, en Rosario, a orillas del río Paraná, la creación de la bandera estaba en la imaginación de alguien, pero sí en el sueño de Belgrano, ¡y por eso es realidad!