Templo de Aránzazu: Restauración del altar del Sagrado Corazón de Jesús
Victoria.– Con el aporte de la comunidad, la comisión de restauración del templo parroquial de Aránzazu les encargó a los artistas plásticos Ramiro Salinas y Luis María Andrade la puesta en valor del altar del Sagrado Corazón de Jesús, y el agregado del Cristo yacente, tarea que estiman podría estar concluida antes de la próxima Semana Santa.
Cuando la empresa Art Restauro del artista plástico Raúl González se hizo cargo de restaurar las pinturas del templo necesitó de un nuevo alumno para sumar a esa tarea, y fue Salinas justamente quien trabajó en muchos de los sectores recuperados. “Es complejo estar a 26 metros de altura, delineando trazos sobre un andamio”, menciona Ramiro mientras bromea sobre la paga con su esposa Laura, también sumada a la tarea de descubrir la madera con la que está hecho el altar.
Si Ramiro es quien interviene la obra con su experticia práctica (tanto de la metodología heredada de ese trabajo con González, como los materiales a utilizar); Luis María hace su aporte significativo desde el punto de vista teórico en este equipo, buceando metódica y concienzudamente en cada registro para respetar al máximo la idea original y cualquier modificación que se haga.
Paralelo 32 estuvo con ambos en Aránzazu, donde abordó detalles de este proceso sostenido por la caridad de los miles de fieles que visitan este espacio regularmente. En este sentido, Teresita Robledo referente de la comisión, agregó que es la manera en que se han podido hacer estas intervenciones en un lugar donde nada es poco significativo o de acotadas dimensiones, y que por el nivel de complejidad, siempre tienen un costo importante.
El trabajo
“El tema de la restauración en este lugar es algo que no tiene fin, porque es un espacio vivo muy grande, con un patrimonio en ese mismo orden; y casi todo tiene más de un siglo”, comenzó diciendo Salinas, y añadió que por el hecho de albergar personas, hay que estar permanentemente monitoreándolo y hacer diagnóstico para ver dónde se ponen los contados recursos que se logran de la caridad.
Ubicado en el lateral derecho, el altar se levanta hasta los 7 metros de altura, y su restauración está pendiente hace años, según comentó Salinas. “Si bien se trata de una advocación del Sagrado Corazón de Jesús, se venía debatiendo una intervención donde poner en exhibición permanente el Cristo yacente, que solamente se muestra en la mesa del altar para Semana Santa”.
Tratándose de piezas de mediados del siglo XIX cuya belleza se destaca en el cuidado de la talla, Salinas añadió que se procede con extremo cuidado. Será una restauración completa del altar, con el agregado central del Cristo yacente protegido por un cristal.
Si bien ambos habían recibido algunos retoques en el transcurso de estos años. “Ahora la tarea será profunda en el primero; y en el segundo le aportará visibilidad, potenciando una lectura de conjunto. En este altar están además las hostias consagradas (debajo) y el Cristo resucitado (en la parte superior)”.
Más adelante, el entrevistado manifestó que en esta valoración del arte sacro hay muchas personas involucradas, “Desde el párroco Héctor (Trachite) al hermano benedictino Rubén María, que tiene unos criterios artísticos muy ponderables, y por supuesto la comisión que apuntala cada restauración con gran esfuerzo, fueron legitimando esta idea”.
Tres pasos muy importantes están en juego para lograr un resultado duradero. Primero se realiza una limpieza profunda (que es el trabajo actual), luego la consolidación de las capas pictóricas y por último la restitución de los pigmentos. “El altar es madera de cedro, con un estuco muy fino de yeso, que lo hace más increíble al trabajo, otorga un mordiente a los dorados y aporta más perfección a las molduras y tallas”.
En el transcurso de estos años, el alar se le colgaron y clavaron diferentes cosas, se le agregaron flores, velas, hasta se le colocó iluminación eléctrica. “Lo que estamos tratando es de volver a una situación lo más original posible”.
Sobre el final Salinas dijo que más allá de si se es católico o no, es un patrimonio fascinante el que tiene Victoria en su templo de Aránzazu. “Y aquí está la responsabilidad de un grupo, que trabaja sin descanso para generar los recursos y las oportunidades de preservar todo esto. Y los artistas que se nos encomienda esta tarea, tenemos un desafío de mantenerlo con el orgullo que ello provoca”.
El altar
El altar del Sagrado Corazón de Jesús fue encargado para el templo Parroquial de Victoria en el año 1882; construido en rosario por la empresa de arte religioso Maffei y asociados. “Tiene las características del arte barroco europeo. Está tallado en madera estucada policromada y dorado a la hoja”, precisó Andrade a nuestro Semanario.
En el nicho superior se encuentra además una escultura del sagrado corazón de Jesús tamaño natural, cuyos ojos son de porcelana, y su constitución matérica es de yeso estucado policromado y pintado por un relevante artista de la época. “Está en este altar desde 1904, y fue adquirido en Buenos Aires por el apostolado de la oración centro parroquial”, continuó.
Cristo yacente
Durante el curato del padre Miguel Vidal en Victoria entre los años 1846 y 1849, se encarga esta escultura a la ciudad de Barcelona (España). También es conocido como el señor de la agonía. Es una talla en madera estucada y policromada con las características del arte barroco de alto valor artístico. Responde sus características plásticas a la alta escuela de tallado jesuítico español. Tiene articulados sus brazos y responde a una alta expresividad correspondiente al estilo antes mencionado. “Antiguamente se lo usaba en las funciones del viernes santo para representar el descendimiento de la cruz de nuestro Señor. Que luego era sacado procesionalmente por las calles de nuestra ciudad. Su existencia en Victoria data de 1849”, mencionó Andrade.
Integran la Comisión de Restauración: Teresita Robledo (presidente), Luis M. Andrade, Beatriz Frutos, Olga Werbauck, Ariel Bonzzi, Laura Mac Dugall y Ramiro Salinas.