La falta de uso de casco, un flagelo incontrolable
Victoria.- El Inspector General Rubén Fosatti remarcó a Paralelo 32 que la falta de concientización en el uso del casco sigue siendo el tema más problemático en el tránsito local. Reconoció que no es por falta de campañas ni de controles, “es un flagelo a escala nacional, hace un mes estuve en la ciudad de Crespo participando de una capacitación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, y este tema fue recurrente en la mayor parte de los departamentos donde se abordó la problemática del tránsito”.
A modo de balance, Fosatti insiste en los lugares más ‘calientes’ son los bulevares y la zona costenera. “Además también persisten las maniobras riesgosas como son los Willy –o ‘colgar la moto’– y a pesar de los operativos conjuntos con la policía, no es un tema sencillo de abordar”.
En el listado de imponderables que alteran no solo el tráfico, sino también generan ruidos molestos, el entrevistado pone el acento en los caños de escape adulterados. Al respecto, dijo: “estamos haciendo constataciones en este sentido, y las motos que llevamos a depósito son muchas. Quizás evaden el control in situ, pero si identificamos la patente o a la unidad en algún estacionamiento, procedemos a retirarla bajo este antecedente que figura en acta”
Carnet profesional
También mencionó que con la nueva reglamentación para el otorgamiento del carnet profesional (que utilizan transportistas y/o maquinistas, entre otros), se genera malestar en los que demandan el plástico, dado que se ven obligados a viajar a Nogoyá para completar el trámite. “La vecina ciudad tiene una oficina que expeditivamente emite certificados de buena conducta, y ha sido designada por la Agencia Nacional de Seguridad Vial específicamente para esto. Anteriormente lo extendía la policía departamental”, precisó el entrevistado, y agregó que la policía lo puede llegar a extender, pero es mayor la demora, alcanzando los 7 u 8 días.
En este sentido, Fosatti destacó que en la última gestión ha sido el propio Ejecutivo Municipal el que facilitó a sus choferes la posibilidad de obtener el carnet profesional sin costo –dado que por las vías particulares ronda los 9 mil pesos, y muchos no lo hacían por ese motivo. Generó a su vez un doble efecto regulatorio, ya que no solamente accedieron a la habilitación como tales, sino que los obligó a capacitarse para afrontar los diversos exámenes de rigor.
A su vez, el Inspector General trajo a colación una ordenanza del 2004, en la que se especificaba que “todo empleado municipal podía obtener el carnet sin costo alguno”, si bien no precisó cuánto tiempo tuvo vigencia, aclaró que desde hace varios años se dejó de implementar. “Igualmente la Municipalidad evalúa ir sumando profesionales a sus dependencias de Matanza 18, para que esos costos sean cada vez menos onerosos y formen parte de la tramitación general, tal es el caso del médico y/o psicólogo”, agregó.
No es ajeno a la vista de quienes circulan por el radio urbano encontrar motos literalmente desmanteladas de todo dispositivo de seguridad; léase sin luces reglamentarias, ni guardabarros, sin retrovisores, ni chapa patente. Y por supuesto, con la adulteración del escape, y algunos retoques más en la potencia o amortiguación, parece que nos cruzáramos con alguna reminiscencia de la película Mad Max que protagonizara Mel Gibson y la desaparecida Tina Turner, donde por cierto, la ley de la selva imperaba en las carreteras. No sabemos si estos jóvenes en su mayoría vieron la remake de este clásico del cine futurista, lo cierto es que pasa y ocurre frente a la vista de cientos de padres.
Fosatti recordó además que con la anterior ordenanza, la falta de casco era suficiente para retener la moto del propietario, “hoy se ha modificado ese apartado y se sugiere a la persona que en el lapso de 15 minutos busque el casco o pida a alguien que lo traiga de su casa (esto quiere decir que muchos sí tienen casco y deliberadamente no lo usan – N. de R.) para luego sí retomar la marcha hacia su destino. Se le aplica la multa, pero se tiene la consideración de dejarlo continuar”.
Estadísticamente los golpes en la cabeza generan traumas de los más severos, aun así y a riesgo de una lesión irreparable, cientos de vecinos evitan usar casco. Aducen tantas razones como caprichos, desde el aplastamiento del peinado, a la poca visibilidad o disminución sonora, lo cierto es que es una ley vigente y desafortunadamente para esos familiares que deben acarrear con las consecuencias, pocos la respetan.
Recordemos aquí también lo que desde el área estadística de la policía se nos ha puesto en relieve cuando abordamos estos temas, “si se trata de una contingencia evitable no estamos frente a un accidente”.
— ¿Qué pasa con esos jóvenes que empiezan a trabajar en tránsito, muchas de ellas mujeres, que deben afrontar esta situación tensa y en reiteradas ocasiones violenta a la que se exponen?
— Tenemos casos emblema como el de Romero, quien hasta hoy arrastra secuelas por haber sido embestido por un conductor alcoholizado. Y sabemos que es una situación incómoda y que altera a los infractores, sobre todo cuando ven llegar la grúa. En el caso de las mujeres, tenemos sí una mayor demanda de parte de mujeres para incorporarse al servicio de jornalizados, y como medida de prevención, evitamos que permanezcan en la calle pasadas las 0:00, pero reconozco que terminan destrozados por los insultos e improperios que reciben”.
Victoria tiene la particularidad de devolver al día siguiente un automóvil cuyo conductor ha dado positivo a un control de alcoholemia (Previo pago de la multa). La ordenanza así lo dispone, hecho que no es igual para el vecino residente, que está obligado a esperar al primer día hábil. “Hemos llegado a completar los estacionamientos de la cuadra con autos de propietarios foráneos, esto es casi habitual”.
Sin dudas, no debe ser fácil estar en los zapatos de un inspector, que lejos de tener asegurado su rol, ve amenazado constantemente su labor por dos o tres inescrupulosos que arriesgan hasta lo impensado. “Nos pasa cuando hacemos controles en el bulevar Eva Perón, llegan a cruzar el cantero, quedando en contramano, para evitar el control de alcoholemia; y varias veces los más irascibles sacan un palo para pegarle a los inspectores. Y aquí no estoy hablando de jóvenes o adolescentes, sino de gente adulta y con varios abriles a cuesta”.