“Han perdido la vergüenza y la gente tiene razón” dijo el ex senador provincial Daniel Sobrero
Victoria.- El proyecto que llevó a la presidencia al Dr. Ricardo Alfonsín tuvo muchos adláteres que compartieron su pensamiento, pero esencialmente una visión particular sobre la política. Entre otros aspectos los parámetros de humildad, honestidad y transparencia fueron principios que en general se cumplieron en la gestión alfonsinista. Al margen de los errores o aciertos, la cosa pública se debatía en otros términos. Si bien tenían perfiles diferentes, también el gobernador Sergio Montiel tenía planteos básicos similares.
A la luz de las denuncias por corrupción a nivel nacional y provincial, consultamos al Dr. Daniel Sobrero, ex senador provincial por la UCR del período 1983/87, para conocer su visión esencialmente sobre la actualidad de la legislatura entrerriana, en el marco del escándalo de los contratos. Cabe recordar que Sobrero fue uno de los dirigentes más cercanos a Cesar Jaroslavsky. “Siento vergüenza ajena por lo que ocurre en la legislatura de la provincia, es inconcebible que haya funcionado una mesa de dinero en la Cámara de Senadores. Espero que la justicia no se detenga y llegue hasta las últimas consecuencias”.
Recordó que cuando ocupó una banca en la Cámara alta, la premisa fue la austeridad, y enfatizó “ninguno de los senadores del oficialismo, ni de la oposición, gozaba de estas “maravillosas” prebendas que actualmente tienen los legisladores”.
Agregó que nadie tenía personal a cargo como ocurre ahora, el resto de los empleados eran de carrera del Poder Legislativo. “Nosotros teníamos un solo asesor”, que fue el responsable de comandar la comisión de estudio de todas las leyes que dejó el Proceso, junto a otros senadores que eran abogados o escribanos. El asesor trabajaba prácticamente solo, auxiliado con una de las clásicas máquinas de escribir de esa época”.
Recordó asimismo que en la plataforma electoral prometieron la revisión de todas las leyes que puso en vigencia la dictadura militar (1976/83), tarea que les insumió gran parte del tiempo legislativo. Eran más de 2 mil leyes, algunas de forma, pero otras tenían que abordarse con mayor rigurosidad. “Toda legislación sancionada durante el gobierno de facto tenía que ser revisada, para evaluar si tenían correlato con el tiempo democrático en que se iniciaban”.
Consideraciones
Con respecto a los hechos de corrupción, sostuvo: “han perdido la vergüenza, la gente que reclama tiene razón”. Agregó que durante la gestión de la que fue parte, tenían injerencia directa en el manejo de la legislatura, porque debían aprobar el destino y distribución de los recursos de la Cámara en principio y después el Presupuesto provincial. Recordó que fue presidente de la Comisión respectiva del senado y no contaban con elementos técnicos, tenían solamente una máquina calculadora a manija que se utilizaba entonces.
Después de esa época, se sucedieron administraciones de la legislatura que manejaban los dineros en forma totalmente discrecional, se indigna el ex legislador.
“Nosotros sancionamos la Ley del Estatuto del Empleado Legislativo, que fue derogada apenas asumió en 1987 el gobernador Busti”. Según Sobrero –en diálogo con Paralelo 32- en el texto de la misma estaban tipificadas cada una de las funciones del personal de carrera, que debía ingresar por concurso. Por otro lado el personal político, que eran muy pocos, terminaban su función cuando expiraba el mandato del legislador. Además aseguró que estos últimos trabajaban y desempeñaban funciones dentro de la legislatura, no había contratados que no concurrieran a la Cámara.
“Todo fue manejado con total austeridad. Yo amo la política pero no puede ser que la política sirva para enriquecimiento de los dirigentes”, remarcó. No disponíamos de autos oficiales.
“También quiero hacer un reconocimiento a los senadores peronistas de aquel entonces con los que teníamos una gran fraternidad”. Explicó que en el período 83/87, la composición de la cámara era de 15 senadores (actualmente 17) la UCR tenía 11 bancas frente a 4 del Partido Justicialista. “Podríamos haber aprobado las leyes que se nos ocurrieran porque además teníamos quorum propio, pero todas las normas salieron por unanimidad. Se hablaba y se intentaba acordar hasta cerrar los despachos de comisión”.