Guardó monedas por cinco años hasta que decidió contarlas
Victoria.- Durante cinco años, un victoriense fue almacenando monedas de distinto valor en una vasija de gran profundidad que está en un costado del comedor de su casa, próximo al televisor, “todos saben que pueden contribuir, pero el dinero no se toca”. Esa afirmación tuvo carácter de ley hasta el miércoles 22 de marzo, cuando el propio Juan Muñoz decidió destapar ese recipiente para contar cuánto había significado ese ahorro, y en esta acción subió una foto a su perfil de Facebook despertando el asombro y comentario de muchos, y la curiosidad de parte nuestra que nos llevó a consultarle no solamente cuánto logró reunir, sino además el porqué de esta práctica que muchos veíamos cuando niños de nuestros mayores.
Fue entonces cuando el entrevistado mencionó que hace esto desde chico, y que en su momento lo complementó con la compra de estampitas a partir de las libretas de ahorro postal.
Juan agregó que al nacer sus dos primeros hijos, decidió guardarles dinero de su salario “para que si querían estudiar algo, tuvieran con qué empezar; todo cambia, pero moneda que agarro van a este tarro… me olvido que hay que sacarlas excepto en algunas urgencias”.
Parece una obviedad, pero los más jóvenes no saben de esta Caja Nacional de Ahorro Postal, una entidad financiera argentina creada el 5 de abril de 1915, durante el gobierno del presidente Victorino de la Plaza, con la finalidad de fomentar el hábito del ahorro.
La libreta de ahorro fue utilizada para depositar los ahorros de muchísimos niños argentinos por aquella época puesto que permitía ahorrar pequeñas sumas de dinero comprando estampillas que se pegaban en la libreta, y que eran admitidas por la entidad como valores en depósito.
Durante el peronismo en 1946 entró en el negocio de los seguros con buena repercusión comercial. Las publicaciones de la Caja de Ahorro se volvieron masivas, que enseñaban a organizar el presupuesto familiar. Durante esa época y gracias a la bonanza económica miles de niños de la República Argentina utilizaban la libreta de la Caja Nacional de Ahorro Postal para realizar sus ahorros. Ellos compraban las estampillas y las pegaban en las hojas de la libreta, que eran reconocidas por la entidad en calidad de valores en depósito.
Décadas más tarde, en 1973, pasó a denominarse Caja Nacional de Ahorro y Seguro, conservando esta denominación hasta que fue privatizada en 1994, durante la administración de Carlos Menem. Actualmente se denomina Caja de Ahorro y Seguro S.A. pero se dedica exclusivamente a la comercialización de seguros generales. Pertenece al grupo italiano Assicurazioni Generali.
Los niños podían adquirir estampillas incluso en la escuela donde concurrían, y se pegaban en una hoja grande que se doblaba para poderse llevar. Cuando se llenaba la hoja, se concurría al Correo o a cualquier sede de la Caja y cambiaban esa hoja por una estampilla con el valor del importe de esa hoja, que colocaban en la libreta, lo firmaban y sellaban, sumando ese importe al importe que se tenía depositado. En la actualidad muchas personas todavía conservan su libreta con las estampillas, como recuerdo, ya que esos ahorros de miles de niños argentinos no valen nada, es a causa de las distintas devaluaciones de la moneda nacional y cambio de denominación, los valores tienen muchos ceros a la izquierda, aunque se mantienen los números de cuenta, en el banco hipotecario.
“Aprendí de mi abuelo que siempre me concientizó de la importancia de los ahorros, por más poco que sea siempre ayudan. Luego de cinco años de poner moneda tras monedas, varias veces a la semana, he logrado reunir unos 25.500 pesos”, No preguntamos si va a gastarlas, quizás sí, tal vez no, lo que sabemos es que también él sintió curiosidad, y seguramente algún nieto ya estará observándolo.
El tiempo es cruel con estas cosas, seguramente todavía haya muchos niños que como aquel pequeño Juan estén dejando en un tarrito las monedas que su abuela le da cuando hacen el mandado a la despensa, allí no hizo meya aún las fluctuaciones de la economía en la que vivimos, que sin dudas atenta también contra estas prácticas, y más allá de ser convenientes o no, enseñan valores que bien enfocados nos ayudan a entender cómo funciona este mundo.