Esa antipaqueta palabra cuerno
** El lenguaje, todas las lenguas modernas del mundo, van acuñando palabras nuevas, ya sea porque las ciencias avanzan, la macro economía que nos jode crea nuevos eufemismos a modo de vaselina para que nos asuste menos el pre quirúrgico, también la sociedad cambia y se atreve a más creando vocablos como poliamor, que no es muy nuevo pero los argentos lo hemos descubierto por estos días a instancias de una mujer que dice tener un matrimonio con permitidos mutuos o cornada libre y sin rencores.
** Poliamor. Se deduce a primer impacto que podría tratarse del amor entre dos policías. Suena además como un polirubro, a donde vas para encontrar de todo y variado. Pero felizmente, para sacarnos del oscuro sitio de nuestra ignorancia, está la iluminada actriz Florencia Peña –la de los permitidos en la pareja- para explicarnos que esa palabreja define un comportamiento de amoríos estilo todos con todos y felices los cuatro, los ocho o los dieciséis.
** Flor Peña dice que con su esposo o pareja actual se aman profundamente, tanto, que han consentido que cada uno puede tener otras relaciones. Raro ¿no? porque se supone que el amor es como un coctel virtuoso y una de sus virtudes es la fidelidad, más allá de los tropezones que requieren perdones.
Amémonos que se acaba el mundo
** El concepto se originó en el ámbito angloparlante, donde se designa mediante la palabra polyamory. El mundo hispano lo adoptó rápido castellanizándolo como poliamor. Y bueno, alguien tenía que hacer algo porque son muy antipaquetas las palabras cuerno, cornudo, guampudo, cornuda, cuerneada. Suenan un poco humillantes, acusatorias, nada finas, ¿no?
Poliamor se está poniendo de moda y nuestra joven descendencia se ilustra sobre el asunto escuchando videos de You Tube, donde chicas de acelerada dicción se esmeran en convencer que esta práctica es mucho más normal y aceptable que la ‘fracasada’ monogamia.
** Es un neologismo que significa tener más de una relación íntima, amorosa, sexual y duradera con varias personas a la vez, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los “amores” involucrados. Solo falta que digan que armarán un grupo de Whatsapp para organizar los horarios.
Se vienen las polivacaciones
** En otros tiempos esas relaciones eran clandestinas, a veces secretas y otras un secreto a voces. En mi barrio las definíamos con palabras menos ingeniosas, muy ramplonas (viste como éramos), se hablaba de guampas y patas de bolsa. Pero usted ya sabe, somos fósiles y en tiempo de los dinosaurios éramos condenablemente machistas, egoístas, ególatras, retraídos, hipócritas, sucios, miserables… Hoy quizás hemos mejorado esa baja calificación, pero nuestros antecedentes antropológicos nos inhabilitan para decir que el poliamor es una práctica poligenital y así estaría bien llamarla. Además parece complicado para salir de vacaciones… ¿van todos?
** ¿O igual los dinosaurios tendremos todavía el mínimo derecho a opinar, aunque ofendamos a las y los innovadores? Opinemos: Otra palabra apropiada para aquella modalidad sexual sería Polisex. Amor es otra cosa y pertenece a ese costado sensible e intangible de los seres humanos. No habría que bastardear esa palabra de significado sublime y bello, usándola para otras definiciones que no sean la propia. Así como está, nos hace pensar que en el 2030 cada vez que alguien declare a su pareja “te amo”, tendrá que aclarar si ese amor es poli o es sencillito nomás.
Y en este rincón, la polimiseria
** Mejor vayamos a otros temas en los que estemos de acuerdo muchos más. Por ejemplo, la polimiseria. Hay un tango que si lo canturreo me parece que se prenden muchos: “Todo el mundo está en la estufa, triste, amargao y sin garufa, melancólico y cortao… Se acabaron los robustos; si hasta yo, que daba gusto, ¡cuatro kilos he bajao! / Todo el mundo anda de asalto y el puchero está tan alto que hay que usar el trampolín. / Si habrá crisis, bronca y hambre, que el que compra diez de fiambre, hoy se morfa hasta el piolín”. Chan chán.
** Las polinoticias nos impactan con novedades tipo “Renunció el Presidente del Banco Central Luis Caputo”. Por acá, desde donde vemos esos hechos como algo que sucede en la galaxia Andrómeda, solo se pueden oír reflexiones tipo: ¡Ahá! ¿y ahora me va a alcanzar la guita hasta el 31?
El Fondo Monetario no le dio a Macri y Dujovne los 15 o 20 mil millones verdes más que pedían; Christine les dijo que se portaran bien e hicieran los deberes a la hora de tomar la lechita y les dio solo 5 mil como para ir al kiosco cuando olviden llevar la lunchera. ¡Ahá! ¿y ahora me va a alcanzar la guita hasta el 31?
** Empezamos de nuevo a exportar gas a Chile y es un negocio como de cien mil dólares diarios. ¡Buenísimo! ¿Me van bajar el gas acá, o me van a aumentar el sueldo?
El dólar había llegado a 40 mangos y cayó a 38, los que tienen espalda lo vieron barato y corrieron a comprar, empujándolo de nuevo a 40. Si bajara otra vez a 38 y se plantara tipo acá me atornillo y no me mueve nadie, ¿bajaría el precio del pan que está como a ochenta mangos?
Genial, ¿viste que Toyota va a exportar el año que viene la Hylux a varios países? ¡No sabía, mirá vos! ¿y qué opinas, me alcanzará para pagar el alquiler cuando eso suceda?
Don Leoncio: De la reserva al descenso
** La pedrada de la indecencia ya es tan violenta en este siglo que no hay techo suficientemente duro para el refugio. De una forma u otra nos pega a todos. Mujeres y hombres que en nuestro concepto eran verdaderas reservas de conducta predecible, como el caso de don Leoncio para no ir más lejos ahora que la nafta está muy cara.
** Esta semana nos topamos con nuestro personaje y le comentamos este asunto del polisex mal llamado poliamor, en busca de un gesto de desaprobación severa y adusta, pero al hombre se le iluminaron los ojos como quien halló una repentina solución buscada. Me confesó que estando enamorado de su Violeta eterna, a la que ya siente como a una hermana después de tantos años juntos, anda chusco con una coqueta empresaria de la ciudad treinta años menor que él.
La conversación fue muy corta:
** –M. Me llama la atención en usted don Leoncio, que siempre fue un hombre muy formal, una reserva moral, deja de ser lo que fue y pierde hasta las alpargatas por ponerse chusco con una mujer que ni siquiera está a su alcance.
_L. No vaya a creer, mangrullero. No hay imposibles para el gaucho alzao o enamorau.
–M. Me preocupa un poco, me decepcionaría si lo veo haciendo papelones. ¿Qué sería capaz de hacer por ese amor que le gustaría incorporar a su corral?
** Me respondió pausadamente y con mirada soñadora:
_ No lo he pensado, mangrullero; pero gallo que se enamora de una hembra flamenco, aprende a caminar con zancos.