El joven ciego que juega a las bochas
Victoria.- Su ceguera no le impidió ganar torneos locales y quedar entre los diez mejores en un torneo realizado en Córdoba donde participaron 30 personas. “Mi hermano, que tiene 11 años, empezó a jugar el año pasado. Yo me acerqué porque Fabián Eguiazú, del club Newell’s me invitó”, cuenta con simpleza Elián.
El adolescente relata que para jugar cuenta con su guía los pasos desde donde sale la bocha hacia donde la tiene que arrimar. “Si el guía me dice que está a quince pasos, yo calculo más o menos esa fuerza”, dice. La tarea de Elián es arrimar la bocha, y asegura con humildad que el que es realmente bueno jugando es Fabián.
Si bien se prepara y practica antes de un torneo, explica que a veces se le complica coordinar horarios con Fabián Eguiazú, su guía, ya que este último trabaja de mañana y él cursa en el instituto por la tarde.
“Cuando voy al club y estoy jugando me dan muchas ganas de meterme”, expresa Elián. Asimismo, comenta que hace natación, lanzamiento de bala y que corre. “En lanzamiento de bala gané una medalla de bronce y en natación dos de oro. No es que practiqué mucho, a veces me mando de corajudo”, explica.
A Elián le gusta mucho la parte competitiva del deporte pero disfruta sobre todo representar a su club, Newell’s, a Victoria o a la provincia. “Tengo que agradecerle mucho a mi mamá, Ana Lovera, y a mi papá, Miguel Nievas”, concluye.
Cuando juega a las bochas, Eguiazú lo guía con respecto a la fuerza y la dirección de la bocha. En este sentido, narra que tienen una muy buena relación y que planean seguir participando de torneos a futuro.
Elián comenzó a perder la vista al mes de nacido y a los ocho meses la perdió casi por completo. Tiene recuerdos de colores fluorescentes y de poder dibujar líneas en el papel, pero a los cuatro años sufrió de cataratas y su visión se complicó más. Cuenta que teme operarse de las cataratas porque el procedimiento es de riesgo ya que, si sale mal, podría perder por completo la vista y mantiene sus esperanzas en el avance de la ciencia para tratarse.
El joven deportista se muestra alegre y no reniega de nada. “Siempre fui audaz, nunca me importó mi discapacidad. Yo hago una vida normal, hay algunos que se quedan en su casa, pero yo digo que hay que salir porque soy igual que los otros y no tengo muchos impedimentos. Todo lo que querés lograr, si te lo proponés, lo podés lograr”, reflexiona.