Cuatro maneras diferentes de contarnos el 25 de Mayo
Crespo.- El miércoles 17 de mayo en la Escuela ESJA Nº33 del Bicentenario se realizó una obra teatral sobre el 25 de mayo con el historiador César Ricciardino acompañado por el profesor Pablo Fontana y los estudiantes Cristian Josán y William Vernak.
Los cuatro representaron a los arquetipos de cuatro historiadores que explican de diferente manera el 25 de Mayo de 1810, inicio de la etapa independiente de Argentina.
Ricciardino, a través de la dramatización realizó decenas de obras pedagógicas sobre la historia, la economía y la política argentina e internacional. Ha presentado trabajos en escuelas, sindicatos, agrupaciones políticas, municipios y otras instituciones con su grupo “Freinet con Coca”, que integran varias personas, entre docentes, estudiantes universitarios y amigos del autor.
Cuatro corrientes
En diálogo con Paralelo 32, antes de la obra teatral sobre el 25 de Mayo, Ricciardino explicó que hay cuatro corrientes historiográficas en nuestro país: la liberal positivista que nació con Bartolomé Mitre y es la ‘historia oficial’ desde hace más de 150 años; la revisionista, que se le opone aunque con metodología de trabajo similar; la marxista que se va desarrollando desde mediados del siglo pasado, especialmente a partir del historiador Milcíades Peña; y la postmoderna, que tiene poco desarrollo acá, pero en el mundo occidental se inició con gran fuerza desde los años setenta.
– ¿Cómo cuenta el 25 de mayo cada escuela?
— Convengamos que cada escuela no tiene una posición pura, hay corrientes dentro de cada una, pero se puede trazar a grandes rasgos una posición común a esas corrientes internas. El positivismo habla del ‘nacimiento de la Patria’, con la idea tradicional de Mitre de que la patria ‘preexistía’ y el 25 de Mayo lo que hace es ‘aflorar el nacimiento’. Es la historia oficial de la Razón, entramos a la Modernidad porque nos parecemos a los franceses, porque hicimos lo mismo que ellos, una Revolución Liberal. Y de ahí en más hay que ‘escribir la Nación’, que son ellos, la élite. Son la Razón contra la Barbarie.
– ¿Qué plantean los revisionistas?
— En esta dicotomía maniquea con el liberalismo, los revisionistas se plantan a favor del ‘Pueblo y la Barbarie’, los caudillos. Destacan el componente emotivo, no racional y espiritual que tienen los procesos históricos, y una reivindicación muy importante de España, a través de la gran influencia que no viene de la Revolución Francesa sino de los propios liberales españoles.
– ¿Qué dice el marxismo?
— Acá está la ‘esencialidad revolucionaria’. Si el revisionismo habla del pueblo haciendo historia, los marxistas hablan de la clase revolucionaria. La historia se mira a través de la lucha de clases que es violenta y es ‘la partera de la historia’. ¿Qué pasó el 25 para esta línea? Nos independizamos pero no es ‘la Revolución’; es una revolución democrático – burguesa, aunque es una contribución al proceso de transformación. Todo marxista lo mira como lucha de clases, correlación de fuerzas, contradicciones fundamentales. Pero muchos marxistas, no todos, dejan en muchos aspectos la disputa ‘centro – periferia’; entre naciones dominantes y dominadas.
– ¿Y el posmodernismo?
— Los posmodernos critican las racionalidades. Les dicen a las tres corrientes restantes ‘ustedes son hijos de las racionalidades, de la Razón’. Nosotros somos postmodernos porque no todo es Razón. Dicen que el liberalismo es la Razón de la clase dominante, el revisionismo es la Razón del pueblo, y el marxismo la Razón de la clase revolucionaria. Para los postmodernos no existe ciencia, existe literatura.
– ¿Cómo es eso? ¿Niegan la ciencia histórica y consideran todo como literatura?
— Qué dice el postmoderno. Dice que si uno toma un libro de historia, ¿por qué legitima que es de historia? Porque uno lee palabras, formatos que dicen historia, y uno cree ciegamente que lo que está leyendo es histórico. Entonces, dicen ‘le dejo la tapa de historia y adentro pongo recetas de cocina’. Es la crítica que aporta la postmodernidad. Dice ‘muchachos, todos escribimos’. ¿Qué relaciones y diferencias hay entre poesía y ciencia, entonces? Esto es Paul Ricoeur y los semiólogos de 1970 en adelante. Esta línea no existía en Argentina, por lo menos mientras yo conocí la academia. Una contribución significativa del postmodernismo es la crítica a los métodos, en particular el abuso de los documentos históricos. Las clases populares nunca escribieron porque eran analfabetas. ¿Quién escribe sobre ellos? Las clases dominantes. Entonces aparece todo lo de la historia oral. Pero ¿es verdad esa historia? Todo esto pone en discusión el postmodernismo, que duda de ‘la Verdad’ y mucho más de ‘la Objetividad’. En cambio, la academia de la historia oficial lo que necesita es cerrar la tranquera y no dejar pasar lo otro.
– ¿Cuál era el discurso oficial de la historia en tiempos de Cristina Kirchner y cuál es el discurso oficial ahora, con Macri?
— Con Macri, es fundamentalmente la historia liberal – positivista, con pátinas de postmodernismo. Cristina estaba con el revisionismo. Al formar el Instituto Dorrego hizo una reivindicación de los revisionistas al darles una academia, que no tenían hasta ese momento. Pero, hoy los revisionistas están perdiendo la batalla cultural ante los positivistas.