¡Cosa de no creer!
Andando por Uruguay, apenas a un tiro de honda de la Playa Verde, en Maldonado, un atento uruguayo me sugirió que pasara a ver la mansión del exdirigente sindical, exmagnate y actual recluso Marcelo Balcedo, de quien nuestro país pide la extradición y Uruguay tiene ganas de quedárselo y él muchas ganas de quedarse.
El hombre –argentino que escondía la grasa en el vecino país, como tantos miles– compró un cerro junto a la ruta, frente al mar, y aunque ese país tiene leyes claras que imponen fuertes castigos a quienes eliminan especies arbóreas autóctonas, peló el cerro a la vista de todos y plantó algunas palmeras. No fue lo único que pudo hacer impunemente, o dicho al contraste, hay tantas otras cosas que no se pueden hacer y este mafioso las hizo. Para algo le encontraron siete millones de dólares cash en una caja; ya se sabe que el lenguaje de esos papeles verdes es muy persuasivo y los funcionarios sucumben y hasta se hacen pis encima frente a algunos fajos de esta moneda.
En cuanto a cosas que no se pueden hacer, por ejemplo ingresar autos importados sin mayores trámites y patentarlos sin que nadie te pregunte nada; Balcedo lo hizo.
Pero vayamos al punto. No fuimos allí a ver la mansión y su zoológico, sino el cerco perimetral. El uruguayo nos dijo que las 200 hectáreas fueron rodeadas con un tejido perimetral y en cada poste hay una luz. Que esto lo hace parecer un aeropuerto cuando uno pasa de noche y el sindicalista pagaba 60 mil pesos por mes de luz (unos 55 mil argentinos). Parece una historia de Don Verídico, pero ésta es verídica. Son cosas que si uno no las ve no las cree, de manera que allá fuimos.
Alto tejido, un poste cada tres metros, un pequeño reflector en cada poste. En dos tramos de 500 metros, de frente y un costado, hay un camino pegado a la cerca por donde pudimos circular, pero es muchísimo más extensa en su luminoso abrazo a la finca. Solo esa fotografía nos interesaba; documentar que en cada poste hay un reflector. El resto está muy visto en televisión.
No soy bueno para las matemáticas pero supongo que para rodear 200 hectáreas hacen falta unos 8.000 metros de extensión, que están cableados con un grueso cordón, y se necesitan 2.666 reflectores led.
Como diría Gorosito… ¡No tenes ceeeeerco Balcedito!!! (tenías, claro)
L.J.