“A raíz del reconocimiento comprendí cuántas cosas hizo desde la Municipalidad”, señaló Martha Seimandi al hablar de su padre
Crespo.- En la sesión del 6 de junio pasado el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que dispuso nombrar a la calle pública Nº246 con el nombre del ex intendente Antonio V. Seimandi, quien ocupó la presidencia municipal entre 1966 y 1973, durante los gobiernos de facto de la Revolución Argentina (presidencias de los generales Juan C. Onganía, Roberto Levingston y Alejandro Lanusse). Su administración de casi siete años dejó importantes mejoras e instituciones que permitieron a nuestra ciudad un giro trascendental en su proceso de modernización. Se extendió el asfalto, se comunicó Crespo con Paraná por la ruta asfaltada Nº12, se inició el edificio municipal actual, se crearon reglamentos y servicios que la comunidad ya necesitaba.
Para recordar la vida y la obra pública de Don Antonio, estuvo en la redacción de Paralelo 32, su hija Martha Seimandi, quien aportó datos de la vida de su padre. La acompañó su hijo, Germán Girbich, quien también comentó muchas anécdotas de su abuelo con quien estuvo muy unido en su niñez.
– ¿De donde era don Antonio?
— Martha Seimandi (MS): Mi papá conoció al general Racedo, ya que la familia Seimandi arrendaba campos a los Racedo. Mi papá llegó a tener mucha amistad con Alfonso Racedo, uno de los hacendados de esa época, con quien se visitaba a menudo. Mi abuelo era chacarero pero no tenía tierras, arrendaba a los Racedo, y recordaban en la familia que a veces les costaba pagar el arrendamiento.
— Germán Girbich (GG): Mi abuelo comentaba que cuando iban a pagar el alquiler del campo que arrendaban a los Racedo, siendo el un chico, llevaba un gallito que le regaló el general Racedo, y él le puso de apodo “El General”, por Racedo.
– ¿Cómo llegó Antonio Seimandi desde el campo a Crespo?
— MS: Mi papá era un hombre netamente de campo, salía de madrugada a arar en un tractor donde llevaba brasas para no pasar frío. Él siempre tuvo inquietudes de progreso. Llevó la avicultura a su casita que había llegado a construir. Cuando teníamos que ir a la escuela, yo estuve unos años de pupila y después él decide trasladarse a Crespo. Mi mamá había heredado un pequeño terreno en calle 1º de Mayo, son pocas hectáreas. Trasladaron su avicultura de Racedo a Crespo. A su vez, mi papá se asoció con Fernández y compraron la estación de servicio YPF, que estaba en San Martín e Independencia.
– ¿Quién era Fernández, ya que muchos recordamos la sociedad “Seimandi y Fernández”?
— GG: Fernández era un profesor español, que daba materias referidas a la Agronomía en la Escuela de Las Delicias.
— MS: Papá era muy sociable, y se vinculaba fácilmente. Se asoció con Fernández y compraron la estación de servicio a Schaller, casado con una Battagliero. Sólo podían vender productos de YPF. En el predio que heredó mi madre, pusieron más gallineros y se dedicó a la agricultura. Ahí le agarró el gusto a la venta de elementos agrícolas, como comisionista. Papá compró el terreno intermedio entre la casa y la estación de servicio. Allí construyó luego, sobre Avenida Independencia, el local comercial que por muchos años tuvo y luego siguió mi hermano Horacio. Ahí le fue muy bien, inició con el gas en Crespo; trajo marcas reconocidas de cocinas y artículos del hogar. Era una persona muy apreciada y se caracterizaba por caer bien con la gente de campo.
– ¿Hubo alguna otra actividad que encaró antes de la Municipalidad?
— GG: Tuvo una pista de baile en la actual esquina de venta de automotores de Folmer, frente a la estación de servicio Esso. Era la pista de Seimandi y Bione, creo que también estaba Pompeo Dorato.
— MS: Me parece que esa pista la administraban cuando todavía vivíamos en el campo. Para nosotros, los chicos, era todo un acontecimiento. Veníamos el sábado al mediodía, alquilábamos un dormitorio para dormir esa noche. Con mi hermana Perla, éramos chicas y nos traían un catrecito donde dormíamos a la noche hasta que terminaba el baile, en la cantina o algún lugar. Pero el baile fue muy efímero, también estuvo solo un tiempo con la estación de servicio.
— GG: Después siguió siendo agente de YPF, y era el representante de la marca en la zona.
Poca política
– ¿Trabajaba en política?
— MS: Sé que era antiperonista, pero no se dedicaba a la política. Recuerdo que de chica iba a comprar carne a la carnicería de Udrizar, que era peronista, y me ponía a discutir con él por la política, que a mí me gustaba. Papá me decía que no discutiera, eran los años del gobierno de Perón, en la década del cincuenta. ‘No ves que me van a quitar la representación de YPF’, me decía. Y tenía que tener en la estación de servicio los cuadros del general Mosconi, de Perón y de Evita. Mi papá nunca se manifestaba públicamente por nada, decía que el voto era secreto. Pero me parece que militó un tiempo con la Democracia Cristiana, cuando se fundó el partido, por el año 1956. Pero nunca se manifestó políticamente. Nunca discutía ni hablaba de política.
– ¿No era discutir política en el ámbito hogareño con la familia?
— Ambos: Nooo.
— GG: Se notaba que para él la política era ajena; hasta sus últimos días.
— MS: En ese sentido era apolítico; me consta porque no era un tema de conversación en su vida cotidiana.
– ¿Cómo termina asumiendo la intendencia don Antonio, luego del golpe de Estado de 1966?
— GG: No sabemos bien. Una vez pregunté por qué fueron intendentes mi abuelo y otras personas que llegaron con gobiernos de facto. Parece que los milicos buscaban gente representativa de instituciones y actividades.
— MS: Era una cosa que nos sorprendió. Como familia, estuvimos muy al margen durante su gobierno. En casa no existía la política. A raíz del reconocimiento que tuvo, me di cuenta cuántas cosas hizo desde la Municipalidad, porque en esa época yo me enteraba apenas de muy poco. Y nunca sacamos provecho de eso. En las Fiestas de la Avicultura recuerdo estar parada en el fondo, lejos del escenario, con los gurises alzados en brazos mirando el espectáculo y ni siquiera pretendía una silla, como hija del intendente. Mi mamá, con un carácter más incisivo, le recriminaba: ‘Por la Municipalidad estás descuidando tu negocio, podés perder clientes o te gastás la nafta del auto’. Porque al contrario de lo que se estila ahora, mi papá usaba su auto para los viajes, porque era más cómodo, era un Peugeot. Una cosa que me quedó grabada fue una anécdota sobre esas cuestiones. Mi mamá se enfermó gravemente y finalmente falleció. En los últimos tiempos iba a visitarla todos los días con mis hijos. Papá me llevaba a verla en su auto. Un día, el auto se le rompió y usó una pick up municipal, para llevarme. ‘No me gusta que me vean con el auto del pueblo para un viaje particular’, me dijo.
— GG: Después está el tema sobre qué grado de democracia podía haber en ese momento. Pero él no estaba solo gobernando, había un grupo de personas en diferentes actividades. Cuando se hizo el edificio municipal, presentaron varias maquetas que fueron a concurso, en un salón sobre calle Moreno, donde estuvo antes Publicidad Arter y la imprenta Butvilofsky. En ese momento, la gente pudo votar el proyecto entre las diferentes maquetas. Basándose en la opinión popular más lo que opinaban ciertos dirigentes importantes de la ciudad de la época.
– ¿Ningún Seimandi se benefició con algún puesto o contrato tampoco?
— MS: Ni se nos ocurría algo así. Leyendo la revista “Síntesis – Acción Comunal 1966 – 1973”, que publicó la Municipalidad semanas antes de terminar su mandato papá, me enteré que Ana María Payba, casada entonces con mi hermano Horacio, había integrado un Consejo Municipal para la Promoción del Desarrollo de la Comunidad. (Entre otras personas figuraron en esa comisión Pedro Lía, Santiago Klug, Abel Sabotigh, Orlando Britos, Horacio Reviriego y Héctor Motta, N. de R.)
— GG: En sus últimos 20 años de su vida, vivió y murió pobre.
— MS: Al morir mi madre, repartió entre los cuatro hermanos la herencia y se quedó con su casa, solamente. Cuando se retiró de la Municipalidad siguió en el negocio. Era un hombre muy sociable que nunca lo escuché levantar la voz. Me contó gente que lo conoció, que cuando hizo el primer barrio de viviendas sociales de Crespo, el “Pancho Ramírez”, reunió a los adjudicatarios de las casas, para que elijan nombre al barrio. Dicen que en ese momento, en el programa televisivo “Odol Pregunta” había una entrerriana que respondía sobre Pancho Ramírez, Yorga Salomón. Por ella, salió el nombre del barrio, que se impuso democráticamente.
Importancia
– ¿Qué importancia ven en la gestión de Antonio Seimandi?
— GG: Es difícil ser objetivos en estos casos, pero para mí y para mucha gente que lo recuerdan, mi abuelo marcó un antes y un después de Crespo. Por ejemplo, hizo noventa y pico calles de asfalto.
— MS: Dicen que el plan original eran 40 cuadras, pero después los frentistas pedían más. Él se vinculaba con gente muy idónea para hacer las obras. Después fue más fácil continuar lo que él había encaminado.
— GG: El primer desagüe de Crespo desde Independencia hasta Entre Ríos. Con los amigos íbamos a la YPF sacábamos filtros de aceite, los encendíamos y hacíamos antorchas. Nos metíamos en los desagües y salíamos por la altura de los monoblock. Imaginemos un Crespo sin esas obras.
— MS: Traer el tramo de túnel que después fue motivo de tarjetas, por ejemplo. Si alguien identifica a Crespo es por la plaza y ese pedazo del túnel. Mi padre fue uno de los iniciadores del Instituto Comercial Crespo. Se reunió con Vicario, don Britos padre, Hess; lo fueron a hablar a Seri. Sagemüller fue el primer apoderado. Se fue a la Escuela de Las Delicias a buscar profesores.
— GG: Cuando ya estaba jubilado fue apoderado del Instituto.
– ¿Alguna vez llevó a los hijos o a los nietos a la intendencia?
— MS: No, nunca. Nunca lo vi a mi padre sentado en su escritorio.
— GG: Algún fin de semana que tenía que ir a la Municipalidad por alguna llave, nos podía llevar a los nietos a buscarla, haciendo un viaje en auto. Pero la intendencia era un tema apartado de la familia.
— MS: La gente lo describió siempre con un trato afable, cordial, era una persona de apaciguar y de interceder en conflictos entre vecinos. Era una persona poco resistida por su actitud conciliadora.
Después de la intendencia
– ¿Que hizo don Antonio después de la intendencia?
— MS: Pasó mal luego de las muertes de mi madre y de mi hermano Eduardo. Pero siguió adelante y creó en casa la Peña “El Hornero”.
— GG: Se juntaban ‘Bocha’ y Jorge Feiguin, Erich y Federico Wagner, Hess, don Alanis, el verdulero Lindt y varios mas. Los llamaban con picardía y por ser varios de ellos personas de edad, ‘los guachacáida’. Eran de lo más ecléctico, se juntaban casi siempre en casa de mi abuelo todos los viernes, había asado y truco.
— MS: Luego de las muertes tan sentidas de su hijo y su mujer, mi padre se vuelve a casar. En el ínterin, viajó a Estados Unidos. Yo nunca me animé a subir a un avión pero él se animó a llegar hasta el Empire State (edificio emblemático de Nueva York, N. de R.).
— GG: Otra actividad relevante que había tenido mi abuelo fue la presidencia de la Asociación Deportiva y Cultural en sus comienzos; lo recuerdo porque en una oportunidad fui en su nombre a recibir un presente del club.
— MS: Organizaba carreras de autos, llegaba gente de todos lados, fue después de la pista de baile. Como tenía amistad con Coassolo o el ‘pensador’ Stieben Wirth, les pedía permiso para trazar un circuito en sus campos y hacer carreras. Yo era adolescente en esa época, tenía unos 15 o 16 años ya. No hubo actividad en la que no intervino.
Quiénes son
Martha Isabel Seimandi es hija de Antonio Seimandi. Tuvo cuatro hijos y cinco nietos, es vicepresidenta de la comisión directiva de la Biblioteca Popular “Orientación” y se la puede encontrar cotidianamente en esa institución ejerciendo como bibliotecaria. Estuvo casada con Werner Girbich, ya fallecido. En la entrevista la acompañó su hijo mayor, Germán Girbich.
Antonio Vicente Seimandi estuvo casado con Perpetua Mildemberger. Tuvieron cinco hijos: están vivos Martha y Perla, que viven en Crespo, y Elsa, que vive en San Juan; tuvo dos hijos varones ya fallecidos, Horacio y Eduardo. “Eduardo tenía inquietudes periodísticas y estudiaba en Córdoba; vino a pasear a Crespo y murió en un accidente. Era un apasionado del periodismo, pero no le gustaba el fútbol y en Córdoba tenía que hacer reportajes sobre fútbol. Le gustaba más la política. Luis Jacobi, que recién iniciaba Paralelo 32, dirigió unas palabras muy emotivas por la muerte de mi hermano”, dijo Marta durante la entrevista. En los últimos años de vida, don Antonio estuvo casado en segundas nupcias con una mujer de apellido Axt.
El padre de Antonio, Carlos Seimandi, nació en Argentina; su madre se llamaba Celestina Marega. La familia Seimandi era oriunda de Friule, Italia, región de frontera con la actual Eslovenia. Era una zona que hasta la Primera Guerra Mundial estuvo bajo control del Imperio Austro-Húngaro.
Gestión Seimandi 1966 – 1973
De la publicación “Síntesis – Acción Comunal 1966 – 1973” que don Antonio presentó a la comunidad días antes de terminar su mandato, se pueden extraer algunas de las principales obras y acciones de gobierno.
Del listado surge que fue durante esa gestión que se consolidó el perfil decisivo de obras, servicios y programas que fue desarrollando la Municipalidad con mayor vigor durante las administraciones posteriores.
- Se retomó la pavimentación de calles y en 1970 se inauguró oficialmente el plan de pavimentación que llegó a 93 cuadras en el radio céntrico;
- Se enripiaron 15 cuadras;
- Se concretó el acceso a la ciudad por la ruta nacional Nº12, ubicado en el actual acceso Presidente Alfonsín;
- Se construyó la primera etapa del moderno edificio municipal;
- Se creó y equipó el Departamento de Salud Pública;
- Se concretaron 80 viviendas con planes del IAPV y del Plan Nación – Provincia – Municipio;
- Se creó una Clínica Escolar que funcionaba en el Hospital San Francisco de Asís;
- Se organizó la administración municipal, capacitando a los empleados y comprando materiales de oficina;
- Se creó el Archivo Municipal;
- Se realizó el primer plan general de arbolado urbano;
- Se colocaron 280 lámparas en el radio céntrico y hasta mitad de cuadra en algunos barrios;
- En 1966 se instaló el primer taller municipal de reparación de vehículos y maquinarias propios;
- En 1969 se inició la conservación de caminos vecinales a cargo de la Municipalidad;
- Se creó un Consejo Asesor de Vecinos, que asesoraba al intendente en temas de interés general y promovía el dictado de ordenanzas de importancia para la gestión;
- Se proyectó la plaza y parque infantil que actualmente es Parque Evita;
- En su gestión se hicieron trámites para la cesión de los terrenos del ex ferrocarril al patrimonio municipal;
- Se desarrolló el Parque de la Avicultura, donde se realizaba cada año la Fiesta Nacional de la Avicultura, festividad que referenció a Crespo en el ámbito nacional. El parque estaba ubicado en las manzanas que actualmente ocupan la Biblioteca Popular Orientación, Instituto Comercial Crespo, talleres de Escuela Técnica Nº35, Monumento a la Biblia, Campo de Deportes Yapepú y viviendas particulares.
Estas y otras obras concretadas en casi siete años de gobierno permitieron a la Comisión de Nomenclatura del Concejo Deliberante imponer su nombre a una calle de la ciudad; considerando el caso de Antonio V. Seimandi una excepción al artículo 5º incido d, de la Ordenanza 36/16, que prohíbe homenajear a personalidades que fueron autoridades en períodos de gobiernos de facto surgidos de golpes de Estado. Al aprobar la ordenanza de imposición del nombre, se indicó: “Considera esta comisión que los aportes al pueblo de Crespo por parte de este ciudadano exceden todo análisis y el reconocimiento es a la obra de esta persona y no a la forma en que accedió a su gobierno”.